Dia 1
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos,
líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo.
Amén
ACTO DE CONTRICIÓN
Ten piedad de mí, oh señor, según tu grande misericordia; y
por la multitud de sus bondades, borra mis pecados. Lávame plenamente mi
iniquidad y purifícame de mi pecado, porque reconozco mi maldad y mi pecado
esta siempre delante de mí. Si, he pecado contra ti y he hecho el mal en tu
presencia riégame con el hisopo y seré purificado lávame y seré más blanco que
la nieve. Aparta tu rostro de mis pecados y borra todas mis iniquidades. Crea
en mí, oh señor un corazón puro y renueva todo mi ser, el espíritu de justicia.
No me arrojes de tu presencia; no retires de mi tu espíritu santificado. Devuélveme
el gozo de tu socorro y fortaléceme, por la gracia soberana de tu divino
espíritu. Oh dios, tu no rechazas un corazón contrito y humillado. Señor, trata
mi pobre alma “que ha sido desolada como Sión”, según tu grande misericordia; y
que Jerusalén vea levantadas sus murallas. Amén.
PRIMER DIA
Oh divino maestro; tu nos mandas orar y velar y yo quiero
hacer tu voluntad; y para velar y hacerlo asiduamente, luchare contra la
somnolencia y languidez del alma y la embriaguez de los sentidos. Para
conseguirlo, pensaré en ti, oh buen Jesús, en este mundo, vigilante intrépido
que has velado nosotros; allá en el cielo, vigilante eterno que sigues velando
sobre nosotros. Yo también quiero orar y velar. En mis pruebas, en mis
angustias, en mis aflicciones podre decir como Tú: “padre, si es posible,
aparte de mí este cáliz”; pero no dejare nunca de añadir: “que se haga tu
voluntad no la mía”. Lo diré en la vida, lo diré a la hora de la muerte: tu
santa, tu adorable voluntad, solo tu voluntad, entera siempre, sobre todo, y
todas partes.
Al salir de la gruta después de la agonía, dijiste a tus
apóstoles: “basta”. Tu nos dices que reposemos en tu corazón, oh señor; y allí
es donde quiero tomar reposo; allí pondré mi morada. ¿Quién me separará del
amor a mi Dios, que vive en el corazón agonizante de Jesús? Ni en la tierra, ni
en el cielo, ni en el tiempo, ni en la eternidad habrá quien me separe de la
dulce compañía de mi amable. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
V. Adorémoste cristo y te bendecimos.
R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mi
pecador
Considera la primera caída de Jesucristo debajo de la cruz;
con ella ha querido expiar nuestras caídas y enseñamos a levantar por medio de
la penitencia.
Padre nuestro, Ave
maría, Gloria.
Oh buen Jesús, más que el peso de la cruz son mis pecados
los que te hicieron sufrir tantas penas; por los méritos de esta primera caída
líbrame de caer en el pecado mortal. Amén.
V. Adorémoste cristo y te bendecimos.
R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mi
pecador
Considera la segunda caída de Jesús; con ella nos enseña
que, al recaer en el pecado, no hay que perder la confianza sino esperarlo toda
su misericordia; ni en las aflicciones y penas de la vida caer en el
desaliento, sino esperarlo todo de su bondad.
Padre nuestro, Ave
maría, Gloria.
Oh Jesús, nuestra fuerza, preservarnos de toda recaída y no
permitas que tengamos la desgracia de perderte y hacer inútiles tantas fatigas
y penas que sufriste para librarnos de la muerte eterna. Amén.
V. Adorémoste cristo y te bendecimos.
R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mi
pecador
Considera la tercera caída de Jesús, su debilidad excesiva y
la crueldad de sus verdugos; el pensamiento de nuestras caídas sinfín y la
inutilidad de su sangre para gran número de pecadores, hace que sus fuerzas
vengan a faltarle y vuelva a caer en tierra.
Padre nuestro, Ave
maría, Gloria.
Oh Jesús, víctima de amor, he aquí que vas a ser inmolado
por la salvación de los hombres, dígnate aplicarnos los méritos de tu
sacrificio en este mundo, a fin de que podamos ofrecerte nuestras alabanzas
durante toda la eternidad. Amén.
Se rezan dos salves.
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LOS DOLORES
Acuérdate, oh maría, que has sido constituida madre de los
hombres al pie de la cruz; allí en donde nos diste a la luz, en medio de los
más crueles dolores y en tanto que tu divino hijo daba su vida por nosotros.
Allí oh dulcísima madre, comenzaste a manifestar tu ternura maternal para los
justos y para los pecadores, para el apóstol juan y para el ladrón crucificado:
aceptaste a juan por hijo según el deseo de Jesús, y obtuviste para el ladrón
un corazón contracto y el perdón de sus crímenes.
Recíbeme, pues, bajo tu protección; muestra en todas
circunstancias que eres mi madre; pero, sobre todo, muéstrame en loa hora
terrible que marque el fin de mi vida, entonces, sobre todo, tendré necesidad
de tu protección maternal poderosa. Alcánzame la gracia que pido a tu divino
hijo, si es para su mayor gloria y provecho de mi alma; alcánzame un corazón contrito
y humillado; el perdón de mis pecados y un amor ardiente a Jesús y a ti;
consígueme morir santamente pronunciando tu bendito nombre y el de tu divino
hijo; esto ser para mí la prenda de salvación. Oh María, madre de dios y madre
mía, ruga por mi ahora y en la hora de mi muerte. Amén.
LETANÍA DE LA PRECIOSA SANGRE
Para pedir a dios nuestro señor la firmeza y maduración en
nuestra fe
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial. TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Dios Hijo, Redentor del mundo.
Dios Espíritu Santo.
Santísima Trinidad, que sois un solo Dios
Sangre de Cristo, el unigénito del Padre Eterno SÁLVANOS
Sangre de Cristo, Verbo de Dios encarnado
Sangre de Cristo, del testamento nuevo y eterno
Sangre de Cristo, derramada sobre la tierra en la agonía
Sangre de Cristo, vertida copiosamente en la flagelación
Sangre de Cristo, brotada en la coronación de espinas
Sangre de Cristo, derramada en la cruz
Sangre de Cristo, prenda de nuestra salvación
Sangre de Cristo, precisa para el perdón
Sangre de Cristo, bebida eucarística y refrigerio de las
almas
Sangre de Cristo, manantial de misericordia
Sangre de Cristo, vencedora de los espíritus malignos
Sangre de Cristo, que das valor a los mártires
Sangre de Cristo, fortaleza de los confesores
Sangre de Cristo, inspiración de las vírgenes
Sangre de Cristo, socorro en el peligro
Sangre de Cristo, alivio de los afligidos
Sangre de Cristo, solaz en las penas
Sangre de Cristo, esperanza del penitente
Sangre de Cristo, consuelo del moribundo
Sangre de Cristo, paz y ternura para los corazones
Sangre de Cristo, promesa de vida eterna
Sangre de Cristo, que libras a las almas del purgatorio
Sangre de Cristo, acreedora de todo honor y gloria
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo Perdónanos
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo Escúchanos
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo Ten piedad de nosotros
V. ¡Oh Señor!, nos has redimido en tu sangre.
R. Y nos hiciste reino de nuestro Dios.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
ORACIÓN AL SEÑOR DE LAS TRES CAÍDAS
Oh Jesús, que, a través de tu Venerable Imagen, que te
representa en las TRES CAIDAS que sufriste en tu Pasión santísima, has querido
favorecer tanto a los hijos de esta Parroquia y a cuantos te invocan en todas
sus necesidades, vengo a adorarte, porque eres mi Dios; a pedirte perdón porque
te he ofendido; vengo a darte gracias porque has sido mi divino bienhechor y a
pedirte mercedes porque estoy necesitado.
Al verte, oh Jesús, cubierto de ignominia por mi salvación
comprendo que todo lo puedo esperar de ti, pues que tanto me has amado. Todos
los hijos de este suelo así lo han comprendido, por eso en sus enfermedades
buscan en Ti su salud; en sus problemas, socorro; cuando las lluvias faltan, el
agua del cielo; en los peligros, protección.
Oh Jesús, nos has mostrado tu PROVIDENCIA DIVINA en esta
parroquia; la viuda se pone bajo tu protección; el que viaja lejos de su
familia recibe de Ti tus bendiciones y la seguridad de que cuidaras de él y de
los suyos.
En las calamidades públicas has dejado ver tus cuidados por
nosotros, en la guerra nos defendiste, en la peste nos cuidaste y en el hambre
nos alimentaste.
Por tanto, seguro, oh Jesús, de tu bondad para conmigo vengo
a pedirte remedio a mis necesidades, especialmente… (se hace una petición
personal)
…Y a suplicarte me concedas todas las gracias, que sabes
mejor que yo necesito, siendo la mayor, QUE MUERA EN TU GRACIA, y así todos los
míos.
Para asegurar el éxito favorable de mis peticiones te
suplico me oigas por amor a tu Sma. Madre, que lo es también mía, por gracia
tuya, la Sma. Virgen María de los Dolores. Amén.
Se reza una Salve a Ntra. Señora de los Dolores.
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