29 diciembre 2021

TRIDUO AL SEÑOR DE LAS TRES CAÍDAS

Dia 1

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén

ACTO DE CONTRICIÓN

Ten piedad de mí, oh señor, según tu grande misericordia; y por la multitud de sus bondades, borra mis pecados. Lávame plenamente mi iniquidad y purifícame de mi pecado, porque reconozco mi maldad y mi pecado esta siempre delante de mí. Si, he pecado contra ti y he hecho el mal en tu presencia riégame con el hisopo y seré purificado lávame y seré más blanco que la nieve. Aparta tu rostro de mis pecados y borra todas mis iniquidades. Crea en mí, oh señor un corazón puro y renueva todo mi ser, el espíritu de justicia. No me arrojes de tu presencia; no retires de mi tu espíritu santificado. Devuélveme el gozo de tu socorro y fortaléceme, por la gracia soberana de tu divino espíritu. Oh dios, tu no rechazas un corazón contrito y humillado. Señor, trata mi pobre alma “que ha sido desolada como Sión”, según tu grande misericordia; y que Jerusalén vea levantadas sus murallas. Amén.

PRIMER DIA

Oh divino maestro; tu nos mandas orar y velar y yo quiero hacer tu voluntad; y para velar y hacerlo asiduamente, luchare contra la somnolencia y languidez del alma y la embriaguez de los sentidos. Para conseguirlo, pensaré en ti, oh buen Jesús, en este mundo, vigilante intrépido que has velado nosotros; allá en el cielo, vigilante eterno que sigues velando sobre nosotros. Yo también quiero orar y velar. En mis pruebas, en mis angustias, en mis aflicciones podre decir como Tú: “padre, si es posible, aparte de mí este cáliz”; pero no dejare nunca de añadir: “que se haga tu voluntad no la mía”. Lo diré en la vida, lo diré a la hora de la muerte: tu santa, tu adorable voluntad, solo tu voluntad, entera siempre, sobre todo, y todas partes.

Al salir de la gruta después de la agonía, dijiste a tus apóstoles: “basta”. Tu nos dices que reposemos en tu corazón, oh señor; y allí es donde quiero tomar reposo; allí pondré mi morada. ¿Quién me separará del amor a mi Dios, que vive en el corazón agonizante de Jesús? Ni en la tierra, ni en el cielo, ni en el tiempo, ni en la eternidad habrá quien me separe de la dulce compañía de mi amable. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

V. Adorémoste cristo y te bendecimos.

R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mi pecador

Considera la primera caída de Jesucristo debajo de la cruz; con ella ha querido expiar nuestras caídas y enseñamos a levantar por medio de la penitencia.

 Padre nuestro, Ave maría, Gloria.

Oh buen Jesús, más que el peso de la cruz son mis pecados los que te hicieron sufrir tantas penas; por los méritos de esta primera caída líbrame de caer en el pecado mortal. Amén.

V. Adorémoste cristo y te bendecimos.

R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mi pecador

Considera la segunda caída de Jesús; con ella nos enseña que, al recaer en el pecado, no hay que perder la confianza sino esperarlo toda su misericordia; ni en las aflicciones y penas de la vida caer en el desaliento, sino esperarlo todo de su bondad.

 Padre nuestro, Ave maría, Gloria.

Oh Jesús, nuestra fuerza, preservarnos de toda recaída y no permitas que tengamos la desgracia de perderte y hacer inútiles tantas fatigas y penas que sufriste para librarnos de la muerte eterna. Amén. 

V. Adorémoste cristo y te bendecimos.

R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo y a mi pecador

Considera la tercera caída de Jesús, su debilidad excesiva y la crueldad de sus verdugos; el pensamiento de nuestras caídas sinfín y la inutilidad de su sangre para gran número de pecadores, hace que sus fuerzas vengan a faltarle y vuelva a caer en tierra.

 Padre nuestro, Ave maría, Gloria.

Oh Jesús, víctima de amor, he aquí que vas a ser inmolado por la salvación de los hombres, dígnate aplicarnos los méritos de tu sacrificio en este mundo, a fin de que podamos ofrecerte nuestras alabanzas durante toda la eternidad. Amén.

Se rezan dos salves.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LOS DOLORES

Acuérdate, oh maría, que has sido constituida madre de los hombres al pie de la cruz; allí en donde nos diste a la luz, en medio de los más crueles dolores y en tanto que tu divino hijo daba su vida por nosotros. Allí oh dulcísima madre, comenzaste a manifestar tu ternura maternal para los justos y para los pecadores, para el apóstol juan y para el ladrón crucificado: aceptaste a juan por hijo según el deseo de Jesús, y obtuviste para el ladrón un corazón contracto y el perdón de sus crímenes.

Recíbeme, pues, bajo tu protección; muestra en todas circunstancias que eres mi madre; pero, sobre todo, muéstrame en loa hora terrible que marque el fin de mi vida, entonces, sobre todo, tendré necesidad de tu protección maternal poderosa. Alcánzame la gracia que pido a tu divino hijo, si es para su mayor gloria y provecho de mi alma; alcánzame un corazón contrito y humillado; el perdón de mis pecados y un amor ardiente a Jesús y a ti; consígueme morir santamente pronunciando tu bendito nombre y el de tu divino hijo; esto ser para mí la prenda de salvación. Oh María, madre de dios y madre mía, ruga por mi ahora y en la hora de mi muerte. Amén.

LETANÍA DE LA PRECIOSA SANGRE 

Para pedir a dios nuestro señor la firmeza y maduración en nuestra fe

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial. TEN PIEDAD DE NOSOTROS

Dios Hijo, Redentor del mundo.

Dios Espíritu Santo.

Santísima Trinidad, que sois un solo Dios

Sangre de Cristo, el unigénito del Padre Eterno SÁLVANOS

Sangre de Cristo, Verbo de Dios encarnado

Sangre de Cristo, del testamento nuevo y eterno

Sangre de Cristo, derramada sobre la tierra en la agonía

Sangre de Cristo, vertida copiosamente en la flagelación

Sangre de Cristo, brotada en la coronación de espinas

Sangre de Cristo, derramada en la cruz

Sangre de Cristo, prenda de nuestra salvación

Sangre de Cristo, precisa para el perdón

Sangre de Cristo, bebida eucarística y refrigerio de las almas

Sangre de Cristo, manantial de misericordia

Sangre de Cristo, vencedora de los espíritus malignos

Sangre de Cristo, que das valor a los mártires

Sangre de Cristo, fortaleza de los confesores

Sangre de Cristo, inspiración de las vírgenes

Sangre de Cristo, socorro en el peligro

Sangre de Cristo, alivio de los afligidos

Sangre de Cristo, solaz en las penas

Sangre de Cristo, esperanza del penitente

Sangre de Cristo, consuelo del moribundo

Sangre de Cristo, paz y ternura para los corazones

Sangre de Cristo, promesa de vida eterna

Sangre de Cristo, que libras a las almas del purgatorio

Sangre de Cristo, acreedora de todo honor y gloria

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo Perdónanos

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo Escúchanos

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo Ten piedad de nosotros

V. ¡Oh Señor!, nos has redimido en tu sangre.

R. Y nos hiciste reino de nuestro Dios.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

ORACIÓN AL SEÑOR DE LAS TRES CAÍDAS

Oh Jesús, que, a través de tu Venerable Imagen, que te representa en las TRES CAIDAS que sufriste en tu Pasión santísima, has querido favorecer tanto a los hijos de esta Parroquia y a cuantos te invocan en todas sus necesidades, vengo a adorarte, porque eres mi Dios; a pedirte perdón porque te he ofendido; vengo a darte gracias porque has sido mi divino bienhechor y a pedirte mercedes porque estoy necesitado.

Al verte, oh Jesús, cubierto de ignominia por mi salvación comprendo que todo lo puedo esperar de ti, pues que tanto me has amado. Todos los hijos de este suelo así lo han comprendido, por eso en sus enfermedades buscan en Ti su salud; en sus problemas, socorro; cuando las lluvias faltan, el agua del cielo; en los peligros, protección.

Oh Jesús, nos has mostrado tu PROVIDENCIA DIVINA en esta parroquia; la viuda se pone bajo tu protección; el que viaja lejos de su familia recibe de Ti tus bendiciones y la seguridad de que cuidaras de él y de los suyos.

En las calamidades públicas has dejado ver tus cuidados por nosotros, en la guerra nos defendiste, en la peste nos cuidaste y en el hambre nos alimentaste.

Por tanto, seguro, oh Jesús, de tu bondad para conmigo vengo a pedirte remedio a mis necesidades, especialmente… (se hace una petición personal)

…Y a suplicarte me concedas todas las gracias, que sabes mejor que yo necesito, siendo la mayor, QUE MUERA EN TU GRACIA, y así todos los míos.

Para asegurar el éxito favorable de mis peticiones te suplico me oigas por amor a tu Sma. Madre, que lo es también mía, por gracia tuya, la Sma. Virgen María de los Dolores. Amén.

Se reza una Salve a Ntra. Señora de los Dolores.



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